Lora barbiamarilla (Amazona amazonica)
Todavía la noche no terminaba de darle paso al inicio de un nuevo día cuando el fuerte aleteo de 8 guacamayas (Ara ararauna) anunció que era el final de un largo proceso de rehabilitación y el regreso a la libertad. Junto a ellas, también 6 loras barbiamarillas (Amazona amazonica) fueron liberadas en su hábitat natural.
Con gran emoción, integrantes del equipo del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de Cornare, conformado por médicos veterinarios, personal operativo, zootecnistas y biólogos pudieron ser testigos de cómo su misión con estos 14 individuos había culminado exitosamente en aquel imponente bosque en la cuenca del del río Nare, jurisdicción del municipio de San Rafael.
Esta liberación no fue un acto espontáneo, fue el resultado de años de esfuerzo para revertir los efectos devastadores que el tráfico ilegal de fauna silvestre había causado en estos psitácidos que ingresaron al CAV provenientes de operativos de control con la Policía Nacional o entregados voluntariamente por personas que tomaron conciencia del daño que estaban causando.
Lo que todas estas aves tenían en común era un pasado marcado por el sufrimiento: plumajes deteriorados, deficiencias nutricionales, pérdida de habilidades naturales y un alto grado de amansamiento lo que impedía su regreso al entorno silvestre. Una lora barbiamarilla simboliza la magnitud del problema. Pasó 16 años en cautiverio, encerrada en una jaula, un periodo que comprometió severamente su salud física y emocional.
"La rehabilitación de estos individuos es un proceso largo y complejo, pero su éxito demuestra que, con compromiso y rigor técnico, es posible devolverles su papel en los ecosistemas", destacó Camilo Muñoz, coordinador del CAV de Cornare.
Rehabilitación: un esfuerzo multidisciplinario
El proceso de recuperación de estos 14 psitácidos tomó entre uno y cuatro años, dependiendo de las condiciones específicas de cada individuo. La rehabilitación incluyó tratamientos médicos, ejercicios de fortalecimiento de vuelo, prácticas de alimentación basada en frutos silvestres y estrategias para reducir el contacto con el personal del CAV y la implementación de técnicas como el playback, que consiste en reproducir vocalizaciones propias de la especie para disminuir las vocalizaciones humanas que algunos de estos individuos presentaban.
Uno de los principales retos fue reducir el grado de amansamiento. "Muchos de estos animales llegaron al CAV con comportamientos que los hacían vulnerables, como buscar activamente a los humanos. Por eso, trabajamos en estrategias para fomentar su independencia, incluyendo estímulos controlados que les permitieran asociar la presencia humana con incomodidad, sin causarles daño", explicó Muñoz.
La conformación de grupos sociales fue otro aspecto crítico, ya que estas especies son gregarias y requieren vínculos fuertes dentro de sus bandadas. Para ello, se realizaron pruebas genéticas y de sexaje en colaboración con el laboratorio de la DIJIN, lo que permitió conformar parejas compatibles y equilibrar las dinámicas grupales antes de la liberación.
El escenario ideal para un nuevo comienzo
La selección del lugar de liberación también fue crucial. La cuenca del río Nare, en San Rafael, se eligió por su riqueza en biodiversidad y la disponibilidad de recursos que garantizan la supervivencia de las aves. Este entorno ofrece abundancia de frutos, condiciones medioambientales adecuadas para estas especies, árboles altos para anidar y una baja presencia humana, condiciones ideales para su regreso a la vida silvestre.
"La adaptación inicial es crucial; por eso, realizamos un monitoreo constante para evaluar sus comportamientos, como la búsqueda de alimento y la interacción social en su nuevo entorno", añadió Muñoz.
Las guacamayas (Ara ararauna) y las loras barbiamarillas (Amazona amazonica) liberadas no solo recuperaron su libertad, sino que también retomaron su papel ecológico como dispersoras de semillas, contribuyendo a la regeneración y el equilibrio de los bosques.
La comunidad: aliada de la conservación
La liberación no habría sido posible sin el compromiso y participación activa de la comunidad de San Rafael. Desde 2023, desde Cornare desarrollamos un programa educativo en la zona, sensibilizando a líderes comunitarios, juntas de acción comunal y niños de escuelas rurales sobre la importancia de la fauna silvestre y las consecuencias del tráfico ilegal.
Las comunidades no sólo son de gran apoyo en el monitoreo de las aves liberadas, sino que también están comprometidas con respetar su libertad y reportar cualquier avistamiento, riesgo o problema con la fauna silvestre.